Escultor
Nació como José Carlos Delía, en Paraná, cuando corría el año 1978. Desde siempre le dijeron “Tachuela”. Su familia viajó de Entre Ríos a Mendoza cuando transitaba la adolescencia. Desde entonces, la ciudad de las montañas lo adoptó. Comenzó a trabajar a los 15 años. Pasó por distintos oficios hasta que descubrió que era bueno con las manos. Lo sedujo el hierro pero la verdadera pasión fue el granito. “Crecí con la piedra”, asegura. Fue artesano y nómade. Viajó durante tres años por tierras brasileñas. Vendió sus primeras esculturas en una feria. Dio un salto hacia la creatividad y lo apostó todo. Con prepotencia de trabajo, se forjó como artista. Con el tiempo, sus obras han sido reconocidas por la Fundación Forner Bigatti o el Palais de Glace, en Buenos Aires. Y es reconocido a nivel internacional.